Leyenda del llamador de hadas

Cuenta una historia  que una mujer reunió a un grupo de personas, ella creía que estas personas podían necesitar del mundo de la magia, de la energía, de la espiritualidad y la naturaleza. Ya que conocía al hada más especial de todas, la hada de la energía mágica, ella era capaz de entrar en nuestro interior y mostrarnos tal cual somos. A través de su frasco de piedras mágicas nos iba transmitiéndonos toda su energía y con ella recargaba nuestras almas. A la vez iba transmitiéndonos lo que esa energía le iba mostrando de nuestro yo interior.  Aquellas personas que fueron tocadas por la varita mágica del hada de la energía, se sintieron en paz y armonía con su yo interior. Pero ocurrió algo extraordinario en aquel lugar, y es que todos ellos se transportaron al mundo mágico de los sentimientos. Y allí, cada uno de ellos se sintió parte del otro, y así se creó un lazo de unión sumamente especial. Todos sentían las alegrías y las tristezas del otro, pero a la vez se sentían libres de decir lo que sentían, de transmitir lo que pensaban, todo ello sin ser juzgado. En aquel lugar podían dejar fluir todos y cada uno de sus sentimientos, y todos se sentían mágicamente unidos por un sentimiento distinto al del mundo real. Aquello no era amor, no era amistad, era algo mucho más intenso, aquello era la evocación y fusión de las emociones de nuestro interior.

Al poco tiempo apareció un ser llamado tristeza e hizo el conjuro de la tristeza a todas aquellas personas que habían sido tocadas por el hada de la energía. Todas ellas se sintieron tan tristes que no querían volver a estar juntas, se sentían mal consigo mismas. El hada al ver la pena que todas estas personas sentían les envió un frasco con piedras de energía para romper aquel maleficio y mostrarles el camino de vuelta a la felicidad.

El hada les dio instrucciones:

“Todos somos libres de elegir el camino que queramos ya sea el amor o la tristeza, la decisión está en nosotros, les dejo un frasco con piedras preciosas que les ayudara a encontrar en el fondo de su alma lo que sea que deban de encontrar y vivir en este momento, solo recuerden que el camino durara lo que ustedes permiten que dure, cuelguen este frasco con piedras preciosas en conjunto con su bola mágica donde podrán encerrar las malas energías y se purificaran con las piedras de su frasco estos elementos en conjunto se llaman llamador de hadas”. Cuando aquella gente lo colgó de su cuello recordaron todos los momentos vividos aquel día y en aquel lugar, y volvieron a sonreír,  volvieron a reunirse para poder transportarse al mundo mágico de amor y la energía positiva. Y así poder ser cada uno de ellos libres para dejar volar libremente su imaginación y su ser interior. Los portadores de esta joya siempre tendrán en su cuello aquel frasco lleno de piedras protectoras y la jaula vacía para encerrar las malas energías y purificarlas y de esta forma siempre tendrán a su alcance el poder de decidir lo que meten a su corazón.